No quiero más dramas en mi vida…

No quiero más dramas en mi vida…sólo comedias, entretenidas!!!, como dice la canción de nuestra querida Alaska.

¿Conoces a alguien que después de haberse hecho una analítica y que tenga los valores de azúcar y colesterol por las nubes le hayan recomendado alimentarse a base de dulces, grasas, refrescos, etc? ¿Te imaginas?, le sobran a usted 40 kilos, pero no se preocupe, siga comiendo hamburguesas, patatas fritas y de postre un buen tocino de cielo. Rotundamente NO, ¿verdad?, en ese caso el médico nos propone que hagamos una dieta sana, donde predominen las verduras, el pescado, la carne magra, en fin una dieta equilibrada.

Pues lo mismo ocurre con nuestra mente; así como la alimentemos así nos sentiremos.

Igual que cuidamos nuestra alimentación para estar sanos y evitar engordar, valoremos por un momento qué alimentos estamos dando a nuestra mente.

Piensa que nuestro cerebro en ocasiones no distingue la realidad de la ficción, es por ello que cuando vemos una película de terror, nos asustamos, sentimos miedo, se nos pone la piel de gallina y nos ponemos taquicárdicos.

Es curioso, nuestro cuerpo responde como si justo nos pasara a nosotros lo que en realidad es pura ficción. ¿Y con un drama? Que nos hace llorar, se nos encoge el corazón y nos entra una pena tremenda. Sí, sí, que unas imágenes tristes de ficción nos provocan unas lágrimas reales. No hay prueba más irrefutable de que lo que consumimos provoca una reacción en nuestro organismo.

Llevamos meses, desde que empezó la dichosa pandemia, en que los noticiarios comienzan con imágenes de muertes, enfermedad, desempleo, desesperanza, etc.

Encima, cuando hablamos con alguien volvemos a hacer hincapié sobre los mismos temas, además de escuchar a ciertos iluminados profetas que, no teniendo poco con la situación actual, nos animan con frases del tipo; “pues esto no es nada con lo que va a venir después”, “las cifras que nos están dando son falsas, la cosa está muuuucho peor aún”…

¿Ya basta?, ¿o nos cabe algo más?, porque de postre justo antes de irnos a dormir, aun podemos ver en la tele los reporteros que nos muestran como desalojan a familias por desahucios bancarios, pérdida de papeles de jóvenes de fiesta hasta las cejas de drogas o la investigación de un macabro crimen donde hay hasta niños de por medio.

Ojo! Esto no significa que no debamos estar informados, lo cual es muy importante para evitar que nos manejen, aunque sí debemos de evitar la sobreinformación y sobre todo la malinformación, o como hablan algunos autores la información adulterada o toxinformación.

Como vimos en anteriores posts, nuestro estado de ánimo puede estar influenciado por nuestra genética y las circunstancias que nos esté tocando vivir, sin embargo, podemos poner mucho de nuestra parte. Ya sabemos que el ejercicio físico y fomentar una actitud constructiva nos ayudan bastante a sentirnos mejor.

A partir de ahora, seamos más selectos con los alimentos que aportemos a nuestra mente. Busquemos más charlas distendidas, enriquecedoras, comedias, lecturas agradables, que nos alimente el ALMA!!!.

Feliz día!