traumas de apego
El apego con las personas cercanas durante la infancia es la base sobre la que se asientan los patrones de vinculación adulta, por lo tanto, si éste no se establece de manera sólida y segura, puede acarrear consecuencias en la madurez, llegando a desarrollar los conocidos traumas de apego.
Además, según los profesionales de la Psicología, los traumas más resistentes son aquellos que están relacionados con el apego, con la edad, y con la gravedad de la situación vivida. De hecho, tal y como apunta el experto en EMDR y formador, Arun Mansukhani, si el trauma de apego alcanza la edad adulta, presenta una complicación añadida. “Cuando somos niños nuestras relaciones de apego son únicamente con nuestros padres, pero a medida que vamos creciendo, establecemos más vínculos personales con diferentes personas de nuestro entorno”, explica.
Otro de los puntos en los que incide el especialista es que los traumas de apego en adultos repercuten no sólo en la manera de vincularse con otras personas, sino que también afectan a las relaciones con sus propias emociones (distanciándose o enredándose en las emociones internas) e incluso, condicionando la autoestima y la autoprotección de uno mismo. Asimismo, Mansukhani afirma que este cuadro se ve con mucha frecuencia en las consultas psicológicas y que suele estar relacionado con casos complicados ya que, normalmente, es la base de los problemas que se resuelven con más dificultad.