Sabes, cuando alguien tras haber estado con la pierna enyesada por habérsela roto le recomiendan andar descalzo, notar el frío del suelo, caminar por la arena de la playa, tanto por la parte mojada como por la seca, además de por la orilla para mojarse.
Todos estos son ejercicios de propiocepción. Resulta q durante el tiempo que hemos tenido la pierna inmovilizada nuestro cerebro “se olvida” de ella y hay que volver a mandarle información de que tenemos un pie que necesita estar al 100% para poder llevar a cabo perfectamente su función mientras nos mantenemos de pie, caminamos o corremos.
Así evitamos riesgos de más lesiones como puede ser un esguince al ejecutar un movimiento defectuosamente porque nuestro cerebro no lo controla bien.
¿Qué podemos hacer con las personas que llevan mucho tiempo con el ánimo decaído? Aquí os dejo un curioso experimento que realizó el psicólogo alemán Fritz Strack en 1988.
Seleccionó a 2 grupos de personas, donde a uno de ellos se les pedía que sujetasen un lápiz con los labios, de forma que impedía gesticular las expresiones faciales, mientras que el otro grupo debía sostener el lápiz con los dientes, justo sin que tocase los labios. De esta forma se les obligaba a sonreír continuamente.
Pues bien, tras mostrarles unas caricaturas a todos los participantes, aquellos que fueron obligados a sonreír, con el lápiz entre los dientes, las calificaron como más graciosas que los que no podían mostrar su sonrisa. Pues sí, parece que nuestro cerebro recibe información positiva de la musculatura de nuestra cara responsable de la sonrisa.
¿Y qué ocurre con nuestra postura? Si observamos nuestro cuerpo con detenimiento podremos comprobar que cuando tenemos el ánimo bajo, nos movemos más lentamente, presentamos la mirada gacha, hombros caídos y pecho cerrado, incluso el tono de voz bajo.
Esta es la información (eferente) que envía nuestro cerebro al cuerpo cuando nos encontramos mal. Entonces, conociendo ya la importancia de trabajar la propiocepción, ¿Cómo podemos revertir esa situación? Pues desde el cuerpo mandar información (aferente) a nuestro cerebro de que todo está bien.
Efectivamente, mantener postura de apertura, erguida, mirada alzada, subir nuestro tono de voz, nos da seguridad, valentía, sensación de control. Los cantantes previamente a un concierto, visualizan el éxito del mismo, preparan su voz, saltan, levantan los brazos haciendo el signo de la victoria, se predisponen a salir con alta energía, para pasarlo bien y triunfar.
Todo esto sólo nos sirve para ser conscientes de que podemos poner mucho de nuestra parte para sentirnos mejor. Predisponernos a encontrarnos bien depende de la información que enviemos al cerebro a través de nuestro cuerpo.
No vamos a ir con un lápiz entre los dientes por la vida, pero sí podemos gesticular una sonrisa cuando nos observemos seriotes y por supuesto buscar fuentes que nos hagan estar bien, comedias, lecturas divertidas, personas animosas, cantar en la ducha, en el coche, bailotear…
Ya sabes…. si no viene a ti, mándale órdenes a tu cerebro de que tú decides ser feliz!!!
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